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Mostrando entradas de mayo, 2020

Poemas de Octavio Paz

Soneto III El poeta se deja conducir por las evocaciones amorosas y eróticas de un instante en el cual se detiene en la contemplación del cuerpo de la amada. Del verdecido júbilo del cielo luces recobras que la luna pierde porque la luz de sí misma recuerde relámpagos y otoños en tu pelo. El viento bebe viento en su revuelo, mueve las hojas y su lluvia verde moja tus hombros, tus espaldas muerde y te desnuda y quema y vuelve yelo. Dos barcos de velamen desplegado tus dos pechos. Tu espalda es un torrente. Tu vientre es un jardín petrificado. Es otoño en tu nuca: sol y bruma. Bajo del verde cielo adolescente, tu cuerpo da su enamorada suma. Niña La palabra se revela como dadora de vida, renovadora del aire, cuando es puesta en la boca de un ser tomado por inocente, germinal, amoroso. A Laura Elena Nombras el árbol, niña. Y el árbol crece, lento, alto deslumbramiento, hasta volvernos verde la mirada. Nombras el cielo, niña. Y las nub

Biografía de Octavio Paz

Fue un poeta y ensayista mexicano galardonado con el premio Nobel. Su poesía invita a participar en una peregrinación analítica y simbólica que recorre diferentes formas, perspectivas y preocupaciones, para descubrir la existencia de un mundo que se revela solo cuando alguien lo ha nombrado. No extraña que Octavio Paz haya escrito alguna vez que preguntar qué es algo es, en realidad, preguntar por su nombre. Este es el magnífico trabajo del poeta: nombrar aquella realidad presente, pero evaporada. Darle nombre es darle cuerpo, devolverle su estatuto trascendente, es hacerla existir plenamente. Presentamos aquí una selección de algunos poemas de Octavio Paz.

Poemas de Carl Sandburg

Acumulaciones Han azotado las tormentas la tierra en este punto y aquí se han ido a pique los barcos                  y los transeúntes lo recuerdan                  charlando en el puente de noche                  cuando allí se aproximan. Han golpeado los puños la cara de ese viejo boxeador      profesional                  y han aparecido sus combates en las páginas                  de deportes y por la calle lo señalan con el                  índice extendido por ser uno que una vez tuvo                  el cinturón de campeón. Se han publicado cientos de historias y se han rumoreado      mil a propósito del porqué ese hombre alto y tenebroso se ha                  divorciado de dos jóvenes hermosas para casar con una tercera que se parece a las otras dos                  y sacuden la cabeza y comentan «ahí va»                  cuando pasa de largo, con buen tiempo o con                  lluvia, por las calles de la ciudad. Versión de Miguel Martínez-Lag

Poemas de Rubén Darío

Amo, amas Amar, amar, amar, amar siempre, con todo el ser y con la tierra y con el cielo, con lo claro del sol y lo oscuro del lodo; amar por toda ciencia y amar por todo anhelo. Y cuando la montaña de la vida nos sea dura y larga y alta y llena de abismos, amar la inmensidad que es de amor encendida ¡y arder en la fusión de nuestros pechos mismos! Los Cisnes A Juan R. Jiménez I ¿Qué signo haces, oh Cisne, con tu encorvado cuello al paso de los tristes y errantes soñadores? ¿Por qué tan silencioso de ser blanco y ser bello, tiránico a las aguas e impasible a las flores? Yo te saludo ahora como en versos latinos te saludara antaño Publio Ovidio Nasón. Los mismos ruiseñores cantan los mismos trinos, y en diferentes lenguas la misma canción. A vosotros mi lengua no debe ser extraña. A Garcilaso visteis, acaso, alguna vez… Soy un hijo de América, soy un nieto de España… Quevedo pudo hablaros en verso en Aranjuez… Cisnes, los abanicos de v

Poemas

Poema de las siete caras Cuando nací, un ángel torcido de los que viven a la sombra dijo: ¡Ve, Carlos! Sé gauche en la vida. Las casas espían a los hombres que corren tras las mujeres. La tarde pudo haber sido azul No había tantos deseos. El tranvía va con las piernas llenas: Patas blancas negras amarillas. Por qué tanta pierna, Dios mío, pregunta a mi corazón. Pero mis ojos No piden nada. El hombre detrás del bigote. Es serio, simple y fuerte. Casi no se habla. Tiene pocos amigos raros. El hombre detrás de sus anteojos y bigote. Dios mío, ¿por qué me has abandonado? si supieras que yo no era Dios Si supieras que soy débil. En todo el mundo, si me llamaran Raimundo Sería una rima, no sería una solución. En todo el mundo, Más ancho es mi corazón. No debería decirte pero esta luna pero este brandy haznos mover como el diablo. Pandilla João amaba a Teresa que amaba a Raimundo quien amaba a María que amaba a Joaquim que amaba a Lili, No amab

Poemas de Alejandra Pizarnik

Días contra el ensueño No querer blancos rodando en planta movible. No querer voces robando semillosas arqueada aéreas. No querer vivir mil oxígenos nimias cruzadas al cielo. No querer trasladar mi curva sin encerar la hoja actual. No querer vencer al imán la alpargata se deshilacha. No querer tocar abstractos llegar a mi último pelo marrón. No querer vencer colas blandas los árboles sitúan las hojas. No querer traer sin caos portátiles vocablos. Despedida Mata su luz un fuego abandonado. Sube su canto un pájaro enamorado. Tantas criaturas ávidas en mi silencio y esta pequeña lluvia que me acompaña Madrugada Desnudo soñando una noche solar. He yacido días animales. El viento y la lluvia me borraron como a un fuego, como a un poema escrito en un muro. Sólo un nombre alejandra alejandra debajo estoy yo alejandra Nada El viento muere en mi herida. La noche mendiga mi sangre. El miedo En el eco de mis muertes aún hay miedo. ¿Sa