Más allá de donde
aún se esconde la vida,
queda
un reino, queda cultivar
como un rey su agonía,
hacer florecer como un
reino
la sucia flor de la
agonía:
yo que todo lo prostituí,
aún puedo
prostituir mi muerte y
hacer
de mi cadáver el último
poema.
Comentario:
La musicalidad de este poema carece de cualquier atisbo de base métrica; pero, ¿por qué suena tan bien?, ¿por qué resulta agradable al oído? Busquemos la respuesta.
Comentarios