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Wystan Hugh Auden




Wystan Hugh Auden, más conocido como W. H. Auden (York, 21 de febrero, 1907 – Viena, 29 de septiembre, 1973), fue un poeta y ensayista británico, nacionalizado estadounidense en 1946
Estudió en la Escuela Gresham y más tarde en la Universidad de Oxford. Su nombre apareció relacionado con otras figuras de la vida literaria inglesa como Stephan Spender o Christopher Isherwood.

Sus poemas tempranos fueron escritos a fines de los años 1920 y, desde 1930, alternó un estilo telegráfico moderno y un modo de escribir fluido de corte tradicional, escrito con un tono dramático e intenso, que logró una reputación casi profética. Tras su ida a América, cambió el tono y exploró temas religiosos y dramáticos. Su obra poética es conocida por sus logros estilísticos y técnicos novedosos, su compromiso con los principales asuntos morales y políticos de su tiempo, y por su variedad de tonos, formas y contenidos. Los temas centrales de su poesía son: el amor personal, la política y el concepto de ciudadanía, la religión y la moral, y la relación entre los seres humanos como individuos y el anónimo e impersonal mundo de la naturaleza.

Está considerado como uno de los más grandes escritores del siglo XX, y ha sido —en lengua inglesa— equiparado con Yeats y T.S. Eliot. Fue premiado con el Bollingen Prize y el National Book Award.


Funeral blues


Paren todos los relojes, descuelguen el teléfono,
Eviten que el perro ladre dándole un hueso jugoso,
Silencien los pianos, y con un apagado timbal,
Saquen el ataúd, dejen pasar a los deudos.

Que los aviones nos sobrevuelen en círculos luctuosos
garabateando en el cielo el mensaje  Él ha muerto,
Pongan un crespón alrededor de los cuellos blancos de las palomas,
Que los policías de tráfico usen guantes negros de algodón.

Él era mi Norte, mi Sur, mi Este y mi Oeste,
Mi semana de trabajo y mi descanso dominical,
Mi mediodía, mi medianoche, mi palabra, mi canción;
Creí que el amor sería eterno, pero me equivoqué.

Ya no deseo las estrellas: apáguenlas todas;
Llévense la luna y desmantelen el sol;
Vacíen el océano y talen los bosques,
Porque ya nada puede volver a ser como antes.


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