Ir al contenido principal

John Gould Fletcher





Síntesis biográfica

John Gould Fletcher (1886 - 1950) es uno de esos poetas olvidados que en su momento participaron en importantes movimientos literarios. Siempre mantuvo un carácter independiente y solitario. Fue primero miembro del grupo imagista en Londres para, años después, retornar a su pueblo en Arkansas y unirse a los poetas ruralistas. Allí desarrolló una grave depresión que no aminoró ni cuando obtuvo el premio Pulitzer, en 1938. Apartado por completo del escaparate literario acabó con su vida ahogándose en una alberca para el ganado.

El imagismo

El imagismo (del inglés imagism) fue una corriente estética literaria de la poesía angloamericana de comienzos del Siglo XX que favorecía la precisión de la imagen (image en inglés), y un lenguaje claro y preciso.

Los imagistas rechazaron el sentimiento y el artificio típico de las líricas romántica y postromántica victoriana, en contra de sus contemporáneos los poetas georgianos, que trabajaban dentro de la tradición.

El imagismo es importante por haber desempeñado una labor pionera en configurar y organizar el Modernismo en la literatura en lengua inglesa. En palabras de T. S. Eliot; "Por lo general el punto de partida de la poesía moderna es el grupo denominado imagistas, formado en Londres alrededor de 1910."

El imagismo abogaba por volver a los valores considerados más bien clásicos, como la franqueza en la presentación, la economía del lenguaje, así como la renovación formal que supone el interés por experimentar con las formas no tradicionales del verso. Pone su interés en la autonomía del objeto artístico; intenta concentrar y revelar su esencia aislada en una sola imagen, revelando el influjo de estéticas contemporáneas, sobre todo el cubismo. El imagismo aísla los objetos usando lo que Ezra Pound llamó "detalles luminosos" ("luminous details"), la técnica de Pound llamada Método ideográmico (Ideogrammic Method) de yuxtaponer casos concretos para expresar una abstracción, algo parecido al método del cubismo de sintetizar una única imagen desde múltiples perspectivas.


Poemas de John Gould Fletcher


Recuerdo y olvido

He olvidado cuántas veces él me besó,
pero no puedo olvidar
una rama temblorosa, una hoja que cayó
al suelo.

Pensamientos fugitivos

Mis pensamientos son gorriones que atraviesan
una gran ola que rompe
en burbujas de oro sobre una roca negra e inmóvil.

Un actor

Simula que está enojado,
finge ser valiente.
Cierra el puño
como una serpiente enroscada;
alzándose en espiral, se prepara para asomar la cabeza
por encima de la larga hierba de la llanura.


Las estrellas

Hay una diosa que anda cubierta de día.
De noche arroja su velo azul sobre el mundo.
Los hombres miramos su gloria desnuda por los pequeños boquetes del velo.


Lluvia de la tarde

La lluvia caía tan suave en la tarde.
Yo casi creí que los árboles se habían puesto a charlar.


Recuerdo y olvido

He olvidado cuántas veces me besó
mas no olvido
una temblorosa rama, una hoja que cayó
al suelo.


Una comparación

Mi amada es como el humo azul que asciende
en lentos planeos,
y ondea
sobre las sendas oscuras de viejos edenes largo olvidados.


Cortesana yaciendo bajo un cerezo

Ella es un lirio,
púrpura oscuro, pálido rosa,
bajo rizados ramajes
que quiebran estrellas en flor.
Se mece afable
con el movimiento del arbusto.
¿Con qué sueña?
Sueña con las noches y sus lámparas naranjas,
con las copas y cumplidos y caricias de los dos espadachines,
y con el anochecer cuando los fatigados duermen
estirados sobre esteras en palacio,
y con el tronchado tallo del lirio flotando en la fuente.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Poemas del Conde de Lautréamont

Los cantos de Maldoror Canto 1 Me propongo, sin estar emocionado, declamar con voz potente la estrofa seria y fría que vais a oír. Prestad atención a su contenido y no os dejéis llevar por la impresión penosa que al modo de una contusión ha de producir seguramente en vuestras imaginaciones alteradas. No creáis que yo esté a punto de morir, pues todavía no me he vuelto esquelético ni la vejez está marcada en mi frente. Descartemos, por lo tanto, toda idea de comparación con el cisne en el momento en que su existencia lo abandona, y no veáis ante vosotros sino un monstruo cuyo semblante me hace feliz que no podáis contemplar: si bien es menos horrible que su alma. Con todo, no soy un criminal. Pero dejemos esto. No hace mucho tiempo que he vuelto a ver el mar y que he puesto los pies sobre los puentes de los barcos, y mis recuerdos son tan vivos como si lo hubiera dejado ayer. Tratad, con todo, de mantener la misma calma que yo en esta lectura que ya estoy arrepentido de ofreceros,

Emily Dickinson

No es que el morir nos duela tanto – No es que el morir nos duela tanto – Es el vivir – lo que nos duele más – Pero el Morir – es un camino distinto – Una variedad detrás de la Puerta – La Costumbre Sureña  - del Pájaro – Que antes de que lleguen las heladas – Acepta una Latitud mejor – Nosotras – somos los Pájaros – que se quedan. Las Ateridas en torno a las puertas del Campesino – Por cuya miga reacia – Pactamos – hasta que las Nieves compasivas Persuadan a nuestras plumas a  Casa.

Edgar Allan Poe

A continuación presentaremos el más famoso poema de Edgar Allan Poe: El cuervo. Ambientado en una atmósfera onírica y con un marcado registro narrativo (donde sale a aflorar su genialidad de cuentista, demostrada en tantas historias admirables escritas), el poema narra la visita casual de un cuervo al hogar de un amante en altas horas de la noche, donde este se encuentra llorando la pérdida de su amada Leonora. La traducción es de Julio Cortázar y, tras esta, la versión original (The Raven). El cuervo. Una vez, al filo de una lúgubre media noche, mientras débil y cansado, en tristes reflexiones embebido, inclinado sobre un viejo y raro libro de olvidada ciencia, cabeceando, casi dormido, oyóse de súbito un leve golpe, como si suavemente tocaran, tocaran a la puerta de mi cuarto. “Es —dije musitando— un visitante tocando quedo a la puerta de mi cuarto. Eso es todo, y nada más.” ¡Ah! aquel lúcido recuerdo de un gélido diciembre; espectros de brasa