Cuando hasta las palabras sienten.
Y siempre solo, nunca me resuelvo
en la próxima luz del día
o en la tardía noche de la sombra.
Tampoco consigo saldar
haber soñado
la proporción más dulce de lo tuyo,
eso que pide ser la ofrenda de la lluvia,
por su invasión,
la humedad acariciadora,
por su llama de vida, el inmanente trazo,
por el alimento de tierra interminable
con el que tú me entregas el amor...
la nieve o pluma de recuerdos
que los días escombran en las sienes,
el halo de belleza que fulgura
cuando hasta las palabras sienten.
Contenido
Este argumento poético es la descripción de un estado
existencial: la soledad. Sobre este concepto gira todo el poema, aunque
nítidamente podría catalogarse como un poema de amor, pues está escrito en
segunda persona, donde ese tú es la persona amada. Sin embargo, el discurso no
se refiere a la naturaleza de ese amor, sino a la imposibilidad de una comunión
total y trascendente, todo ello por causa de la tiranía de la soledad. No se
trata, entonces, de una soledad como consecuencia de algún tipo de aislamiento
social. Esta es una soledad que se puede sentir, no obstante se encuentre uno
rodeado de personas. Es una soledad que se siente más allá del amor; es decir,
amando y siendo amado. Porque, cuando la voz poética dice: “con el que tú me
entregas el amor...”, no nos da a entender un desamor, una ausencia del ser
amado, sino todo lo contrario. Estando acompañado, el poeta no se siente
satisfecho, pese a las gracias recibidas de la vida y del amor. Y quiero
suponer que el “tempus fugit”, esa conciencia atormentada ante el irrevocable
paso del tiempo, es, si no la causa única, la causa primera y principal de tal
inquisición del espíritu. Luego, podríamos reconocer ese estado de soledad como
una fatalidad, una predestinación del hombre, ya que el poeta en ese
significativo verso que produce la circularidad: “cuando hasta las palabras
sienten”, nos proporciona la idea de la inviolable individualidad que lo aísla
interiormente de sus semejantes. No quisiera creer que este suceso psíquico
abarque sólo a los poetas; prefiero generalizar, y decir que engloba a todos
los seres humanos.
El poema es intimista, más abiertamente franco al despliegue
del sentimiento, más autobiográfico, lo cual contagia de esa emoción que uno
siente ante la cotidianeidad.
El lenguaje es metafórico sin complejidad. La voz poética se
desprende de la tentación de una simbología exclusiva y personal, para valerse
de símbolos, imágenes, metáforas, etc., mucho más universales, y lograr una
comunicación completa (en forma y fondo) con el sujeto receptor del poema. El
cofre, al ser abierto, se nos presenta con las cualidades de una abstracción
semánticamente perceptible, y descifrable según los códigos diferentes de cada
lector. Se genera, entonces, el placer del despliegue polisémico en la
conciencia.
Estructura formal
Escansión de sílabas
Cuando hasta las palabras sienten. (9)
Y siempre solo, nunca me resuelvo (11)
en la próxima luz del día (9)
o en la tardía noche de la sombra. (11)
Tampoco consigo saldar (9)
haber soñado (5)
la proporción más dulce de lo tuyo, (11)
eso que pide ser la ofrenda de la lluvia, (7+7) alejandrino,
o (13)
por su invasión, (5)
la humedad acariciadora, (9)
por su llama de vida, el inmanente trazo, (7+7) alejandrino,
o (13)
por el alimento de tierra interminable (13)
con el que tú me entregas el amor... (11)
la nieve o pluma de recuerdos (9)
que los días escombran en las sienes, (11)
el halo de belleza que fulgura (11)
cuando hasta las palabras sienten. (9)
Para avanzar en el análisis, iré desgranando los detalles formales que he podido visualizar, sin entrar en un rigor académico. Las características principales que resaltan de esta observación, podrían ser las siguientes:
La circularidad. El poema termina con un verso que le da el
título; es decir que termina donde empezó. Esta circularidad crea la sensación
de un movimiento perpetuo, lo cual acompaña al mensaje que trata sobre una
disconformidad existencial que se asevera es inextinguible.
Los versos estrictamente endecasilábicos, donde el límite
(el verso más largo) es el alejandrino. Conociendo al autor (que mantiene
registros de los más variados en cuanto a ritmo), parece regresar un poco de la
complejidad del versículo (o de los versos yuxtapuestos), volviendo al verso
libre ya clásico hoy día (aquél que se ha desprendido de la silva), donde el
apoyo rítmico se circunscribe a la entonación acentual, y cantidad de sílabas
que no salen del molde imparisílabo. Notablemente, esta estructura formal
sencilla coincide con el argumento racionalmente accesible (no muy usual en el
estilo de nuestro autor). Podríamos, incluso, percibir que tal fenómeno es el
resultado de una imbricación, si no consciente, intuitivamente buscada por la
vasta experiencia que el poeta tiene en el arte de poetizar.
Siempre me llama la atención la verbalización de
sustantivos. En este caso: escombran (suena muy fuerte, muy bello).
La idea, el sentimiento que necesita ser trasmitido, se
enfrenta, debido a su claridad conceptual, a un desafío ante el lenguaje. Esta
idea debe ser poesía y no prosa; debe, ante todo, mediante la utilización del
lenguaje poético especializado, alejarse lo más que pueda de las
características rítmicamente asépticas de la prosa. Aquí, las figuras
retóricas, tanto como los emparejamientos o apareamientos, están presentes y
contribuyen determinantemente a esa diferenciación. Aquí van algunos ejemplos
(he advertido que existen muchos más detalles estructurales en este poema que,
con mayor empeño analítico se podrían descubrir):
-Y siempre solo, nunca me resuelvo
Antítesis o Contraste: es la oposición de dos ideas
empleando palabras antónimas o frases de significado contrario. Enfatiza la
idea y musicaliza la entonación.
-en la próxima luz del día
o en la tardía noche de la sombra.
Con una rápida inversión de sustantivos, se logra un
paralelismo sintáctico perfecto:
en la próxima luz del día
o en la tardía sombra de la noche.
Además, estos versos están enriquecidos también por las
antítesis: próxima/tardía, luz/sombra, día/noche. Este paralelismo le
proporciona una unidad granítica al carácter poético de los versos.
-la humedad acariciadora
cuando hasta las palabras sienten
Personificación o Prosopopeya: atribuye una cualidad propia
del ser humano a una idea abstracta. Crea un agradable sobresalto en el
espíritu.
-por su invasión,
la humedad acariciadora,
por su llama de vida, el inmanente trazo,
por el alimento de tierra interminable
Anáfora: repetición intencionada de palabras al comienzo de
los versos. Aumenta considerablemente la musicalidad del poema.
-eso que pide ser la ofrenda de la lluvia,
por su invasión,
la humedad acariciadora,
por su llama de vida, el inmanente trazo,
por el alimento de tierra interminable
con el que tú me entregas el amor...
En esta segunda estrofa, me encuentro con una particularidad
muy llamativa e importante, ya que acentúa enormemente el carácter poético del
texto. La recurrencia artículo-preposición (la/el-por), indubitablemente, crea
un emparejamiento (fenómeno descubierto por Samuel Levin en el año 1962), donde
la recurrencia (que es la base de todo ritmo), se da en el plano sintagmático.
Son tres cláusulas que desempeñan idéntica función gramatical, y crean la magia
del lenguaje especializadamente poético, que lo diferencia y lo aleja de la
prosa.
-la nieve o pluma de recuerdos
que los días escombran en las sienes
Metáfora: identifica un término real con otro imaginario. En
este ejemplo, la metáfora es bastante compleja. Pero, nos atrevemos a
relacionar la pérdida de valor de los recuerdos con el paso del tiempo.
-haber soñado
la proporción más dulce de lo tuyo
Encabalgamiento: consiste en no terminar las frases al final
del verso sino en el siguiente. En este ejemplo, se trata de un encabalgamiento
que vuelve más suave el ritmo, porque el verso encabalgado abarca la totalidad
de su longitud métrica.
-la nieve o pluma de recuerdos
que los días escombran en las sienes,
el halo de belleza que fulgura
cuando hasta las palabras sienten.
Rima asonante en la última estrofa. Esto refuerza la energía
rítmica en el remate del poema.
Hasta aquí he llegado con este modesto análisis de este
trabajo. En resumen, diría que se trata de un emblemático texto, rico en
elementos poéticos, ejemplar en su línea evolutiva de la poesía tradicional,
valioso para los que amamos la poesía.
Comentarios
Gracias, querido amigo. Es todo un honor.
Es un lujo haberte concocido (por lo menos virtualmente) y poder disfrutar de estos maravillosos estudios "versales"
Un muy fuerte abrazo.
No hay de qué, poeta. El agradecido soy yo por tu visita a mi blog.
Un abrazo grande.