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Mostrando entradas de 2015

El malentendido de las traducciones

Existe la hipótesis de que las traducciones , ante la imposibilidad de una literalidad que respete sacramente el texto original, han creado en muchos poetas una imagen deformada del verso libre, asumiendo que la prosa cortada resultante de dichas traducciones, sin ningún tipo de cuidado formal, es absolutamente válido para emular, y efectivo para el arte de versar. Pero, si tenemos en cuenta estas palabras de un traductor argentino que trascribo , podemos entrever que cierto peso podría tener nuestra sospecha de que la prosa cortada, si no está cuidadosamente revisada en su aspecto de entramado armónico de palabras, si no se le proporciona un ritmo, ya sea clásico, ya sea intimista, provoca en el lector una sensación de la forma fallida, de la disonancia fónica, un texto desagradable de leer y/o de entonar.

Chairil Anwar

(26 de julio de 1922 en Medan - 28 de abril del 1949 en Yakarta), poeta indonesio. Se estima que Chairil ha compuesto alrededor de 96 trabajos líricos y cerca de 70 poemas en su corta trayectoria. Su madre, en 1940 decidió mudarse con él a Batavia donde Chairil empezó a entrar en contacto con los círculos literarios locales. En 1942 publicó su primer poema y siguió escribiendo hasta el día de su muerte. Algunos de sus poemas fueron censurados por los japoneses ya que, en aquella época de transición social y política, Japón invadía Indonesia. Su vida despreocupada y libre de ataduras, rebelde y acusado de plagio en alguna de sus obras, Chairil Anwar adoptó un estilo único en sus escrituras en las cuales se aprecia el tema recurrente de la muerte y todo lo relacionado a dicho fenómeno. Aún se debaten las causas de su muerte. Descrito por sus amigos y conocidos, aunque era alguien sensible a su manera, su arrogancia y poca educación le hacían una persona difícil de compren

Consejos a los jóvenes literatos de Charles Baudelaire

“Consejos a los jóvenes literatos” fue escrito por Charles Baudelaire y publicado el 15 de abril de 1846, en el libro “El espíritu público”. El texto íntegro que se reproduce a continuación es una traducción fidedigna de esta edición:  Los preceptos que se exponen a continuación son fruto de la experiencia; la experiencia implica haber cometido algún disparate; y como todos los hemos cometido ─muchos o pocos─, espero que esta experiencia mía sea confirmada por la de cada cual. Estos preceptos sólo pretenden servir como vademécum, sin ningún alcance más que el derivado de una cortesía pura y honesta. ¡Enorme objetivo! ¡Suponed el código de urbanidad escrito por una Warens de corazón bueno e inteligente, el arte de vestirse adecuadamente enseñado por una madre! De la misma manera me gustaría a mí aportar esa ternura fraternal en estos preceptos dedicados a los jóvenes escritores. 1.- De la suerte y de la mala suerte en los comienzos . Los jóvenes escritores que, hablando de un cole

Tomas Gösta Tranströmer - Haikus

Haikus Sol de noviembre... Mi sombra nada, enorme: se hace espejismo. * Me ve la muerte: problema de ajedrez. Ya lo ha resuelto. * Zumba la lluvia. Yo susurro un secreto para entrar allí. * Escena de andén. Qué extraña esta quietud: la voz interna. * El silencio gris. Pasa, azul, el gigante. La brisa del mar. * Pared de pena... Palomas van y vienen: no tienen rostros. * Los pensamientos en calma de mosaicos en el palacio. * De pie en el balcón, esa jaula de sol: como un arcoiris. * Un soplo duro atraviesa la casa: son los demonios. * Pinos rajados en el mismo pantano. Siempre y siempre. * Bosque asombroso: Dios sin dinero vive. Claras murallas. * Blanca y negra, terca urraca, en zigzag va por el campo.

Adjetivos obvios

En la elección de los adjetivos, muchas veces, apelamos a obviedades que empobrecen la carga semántica de un verso. En este ejemplo, tenemos un caso típico que encontramos en muchos poemas:

Preposición por adverbio

Yo comparto la idea de que las preposiciones debilitan la categoría poética del verso. Y, al igual que muchos estudiosos de la relación entre el lenguaje y la poesía, me resultan partículas, más bien, naturales de la prosa; es decir, que las preposiciones pueden crear, al menor descuido, prosaísmo en un poema. Se las debería utilizar lo menos que se pueda (y menos aún en inicio de versos). Pero, también hay que decir que, en casos concretos, son útiles para crear anáforas, y como recurso de repetición para enlentecer una cláusula. Generalmente, el cambio por un adverbio fortalece la semántica del verso. Ejemplo:

Análisis de un poema de J. J. M. Ferreiro

Cuando hasta las palabras sienten. Y siempre solo, nunca me resuelvo en la próxima luz del día o en la tardía noche de la sombra. Tampoco consigo saldar haber soñado la proporción más dulce de lo tuyo, eso que pide ser la ofrenda de la lluvia, por su invasión, la humedad acariciadora, por su llama de vida, el inmanente trazo, por el alimento de tierra interminable con el que tú me entregas el amor... la nieve o pluma de recuerdos que los días escombran en las sienes, el halo de belleza que fulgura cuando hasta las palabras sienten. Contenido Este argumento poético es la descripción de un estado existencial: la soledad. Sobre este concepto gira todo el poema, aunque nítidamente podría catalogarse como un poema de amor, pues está escrito en segunda persona, donde ese tú es la persona amada. Sin embargo, el discurso no se refiere a la naturaleza de ese amor, sino a la imposibilidad de una comunión total y trascendente, todo ello por causa de

Análisis formal de un poema de Antonio Justel

Para estas horas compañera, podría parecer como si este día bronco hubiera llegado dispuesto a exterminarnos del alma la sed y la memoria; … y, sin embargo, algún amor quedará sobre la mesa, alguna melodía que se resista a morir, aquí y allá algún espejo roto o ajado, siempre algún cariño rodando, algún beso último, tal vez el primero; ... que esta amistad mía te dure; la que quiero cuidar y llevar en el pecho contra todas las noches y propósitos, contra la propia muerte, que te dure siempre, siempre; y no, no te quedes sola frente al río, pues la paz del agua destruye y besa, y luego, también, al recordarse; ... amiga, partamos, no importa; ya ves, libres, cual viento mismo, con afecto nos reconocen y reciben los álamos; […y al marchar va la sangre serena, pero dándose golpes tintinean las hojas y los caballos del pecho tascan contra los muros del corazón; contra ellos piafan, y airados, terriblemente airados, una y otra vez, con furia, por el

Análisis del poema LA NIÑA QUE COMÍA FRESAS

Autor: José Manuel Sáiz Mi abuelo hizo a mi madre, de pequeña, una fotografía comiendo fresas en el campo. Estaba recostada sobre la hierba, sonreía, y había árboles, grandes, a lo lejos. El día parecía hermoso, sereno (ya se sabe que las niñas bonitas pintan, de azul, el cielo). Mi abuelo en un segundo retuvo aquel momento para siempre. Ahora observo aquella foto (mi presente escudriña en su pasado...) Me fijo en esa niña, en esa imagen (¿cómo llamarle madre a una chiquilla ajena y tan lejos aún de mí?) y reconstruyo a partir de esa tarde y aquel instante, una película con la historia lejana de su vida: Megustanlasfresaspapá¿hesalidoguapa?mamáventengofrío vamosacasaDespueslaguerraelmiedoyelhambre elfusilamientodelabueloyelexilioenFrancia lacartilladeracionamientoyelregresoaEspaña lajuventudlaescuelaeltrabajodemodistaylasamigas elencuentroconmipadrelaprimeracitaelprimerbeso labodalosviajesaMadridminacimientoyeldemihermana LacasaenHar